miércoles, 12 de septiembre de 2012

Horizonte Posclásico


El Período Posclasico es la última etapa del desarrollo independiente de la civilización mesoamericana. Como los otros períodos de la cronología mesoamericana, el inicio de este período varía en el tiempo, aunque se suele señalar la caída de las ciudades-Estado del Epiclásico del centro de Mesoamérica como el principio del Posclásico. Sin embargo, en todas las áreas de Mesoamérica ocurrió un proceso de deterioro de las hegemonías regionales del Clásico que concluyó con el abandono de las grandes metrópolis, como Monte Albán en Oaxaca o las ciudades mayas de las Tierras Altas. Por otra parte, el Norte de Mesoamérica fue escenario de un desastre ecológico que implicó el abandono completo de esa región. Ante estos hechos, las migraciones fueron un fenómeno que marcó el inicio del Posclásico.





Las culturas que se desarrollaron dentro de este periodo fueron 
Olmecas y Mayas






Características:
Las artes que se practicaban eran: la cerámica y el arte monumental esculpida con monolitos.
Cultivaban maíz, frijol, chile y calabaza. Del lago obtenían peces, tortugas, ranas, patos y otras aves acuáticas para su alimentación y cazaban venados, jabalíes, conejos, guajolotes y otros animales, por lo que su alimentación era muy variada.
Vivian en cosas elaboradas con troncos, lodo o adobe y acostumbraban enterrar a sus muertos con ofrendas porque creían en la vida después de la muerte.
Durante este periodo, aparecen los chamanes o brujos, los cuales creían controlar los fenómenos naturales por medio de rituales.
Templos más importantes
· Chichen Itzá (Yucatán)
· Tulum (Quintana Roo)
· Uxmal (Yucatán)

Disciplinas artísticas que florecieron:

· Arquitectura: Hacían chozas con lodo, carrozo, adobe y poco a poco avanzaron sus plataformas haciendo mayor construcción y pirámides.
· Escultura: Hacían cerámica como platos, vasijas con adornos geométricos.
· Pintura: Representaba sus cuerpos, danzas, técnicas de casería, etc., en cuevas y templos.
· Danza y Música: Realizaban rituales de índole espiritual acompañadas de música, con instrumentos elaborados por ellos como sonajas y flautas.

                             
Las nuevas interpretaciones de las evidencias arqueológicas sobre varios pueblos del Clásico —es el caso de los teotihuacanos y mayas— han dejado claro que la guerra también fue una actividad importante entre esas sociedades. Es especial la imagen de los mayas, a los que se solía imaginar como un pueblo gobernado por sacerdotes entregados a actividades intelectuales. En la actualidad, aunque se reconocen las diferencias entre las sociedades mesoamericanas clásicas y posclásicas, la oposición entre Estados militaristas y Estados teocráticos ha dejado de tener validez explicativa.
El Posclásico es el contexto histórico en el que florecieron pueblos como los mexicas y toltecas en el Centro; los mixtecos en Oaxaca y este de Guerrero; los tarascos en el Occidente; los huastecos en el norte de la llanura del Golfo de México; los mayas en la península de Yucatán y los pipiles en América Central.



Las sociedades del Posclásico mesoamericano siguieron desarrollándose sobre las mismas bases materiales que en tiempos anteriores. Esto quiere decir que la base de la economía siguió siendo la agricultura, sobre todo de temporal. Algunas regiones poseían mejores condiciones para el desarrollo de sistemas de irrigación que produjeran mejores resultados agrícolas, por ejemplo, en las riberas de los ríos o de los lagos. Algunas zonas con humedad baja desarrollaron también sistemas hidráulicos, con el propósito de aprovechar mejor los recursos hidrícos existentes. Por ejemplo, en Tetzcuco se construyeron acueductos que sirvieron para llevar agua desde los manantiales de la Sierra Nevada tanto a la población como a las zonas de cultivo del señorío acolhua. Obras similares se realizaron en Loma de la Coyotera, en la región oaxaqueña (Rojas Rabiela, s/f: 5). Mientras tanto, en Yucatán se desarrolló un sistema de cisternas excavadas en la roca madre de la superficie, llamadas chultunes, que tenían por objetivo la recolección de agua de lluvia y su almacenamiento (Zapata Peraza, 1989).





Comala

Este periodo abarco del 200 al 500 d.C. y se localizó en la zona de Colima.
A principio de nuestra era, Mesoamérica alcanzó su máximo desarrollo con la creación de nuevos  centros como La Quemada y Chalchihuites, Zacatecas, Peralta, Los Gatos y San Miguel Viejo, Guanajuato. 
Se perciben contactos desde el Occidente, y la expansión de la tradición Teuchitlán en la parte sur de Guanajuato y Querétaro, altiplano potosino, Zacatecas y Durango. La influencia de Teotihuacán, se puede apreciar en varios sitiosde Michoacán: Cuenca de Cuitzeo, Loma Santa María, carca de Morelia valle de Querétaro. 



Hacía los años 600 - 900, la frontera mesoamericana avanzó al norte en la franja costera del Pacífico hasta los límites entre Sinaloa y Sonora. Esta zona logró una cierta unidad cultural llamada "HORIZONTE AZTLÁN" vinculado con Tula, Culhuaca y Cholula, pero carecemos de datos precisos en cuanto a la cronología y los cambios sociales que introdujeron los cambios en la cerámica.



A su llegada, los españoles encontraron grandes centros urbanos y zonas funerarias, pero sin unidad política.

Guachimontones


Es el nombre de un centro ceremonial y antiguo asentamiento prehispánico ubicado en la ciudad y municipio de Teuchitlán. Este asentamiento fue bautizado así por el nombre del lugar donde se descubrió este primer sitio arqueológico. Este centro ceremonial incluye varias construcciones con un estilo arquitectónico peculiar, entre ellas varios túmulos cónicos escalonados o pirámides rodeadas de patios circulares, dos juegos de pelota, un anfiteatro y algunas terrazas y edificios.


ANTECEDENTES:
Teuchitlán fue un cacicazgo dependiente del señorío de Etzatlán y lo habitaban las tribus de los tecos.
El estilo arquitectónico particular de este asentamiento recibe el nombre de Guachimontón, y se asigna a los túmulos y estructuras hechos de niveles circulares escalonados. Se cree que tales estructuras, en el caso particular del asentamiento en Teuchitlán, eran utilizadas para ceremonias en honor al dios del viento Ehécatl, y que incluían un análogo del juego del volador, donde un sacerdote subía a un poste elevado para rendir honores a la divinidad. Poste que se colocaba en la cima de los túmulos.

Se desconoce quién bautizó a este sitio como "Los Guachimontones". Se cree que Guaje proviene de la palabra náhuatl “Huaxe” que combinándola con la palabra “montón” que es de origen castellano, se podría traducir entonces como "montón de guajes", ya que en la zona abundan los árboles de dicha especie.


DESCUBRIMIENTO:
El sitio fue descubierto en 1970 y su investigación empezó en 1996. Sin embargo, pese a la poca investigación y conocimiento del sitio, se conoce importante información acerca del sitio, gracias al trabajo del investigador Phil Weigand, su esposa Arcelia García y equipo de investigación. Se propone el auge de esta ciudad entre los años 200 y 400 d.C. y su caída hacia el 900 d.C, aunque se sabe que su antigüedad es de más de 2 mil años. El sitio actual abarca 19 hectáreas, aunque se estima que durante su apogeo tenía 24 mil, y que fue habitado por alrededor de 40 mil personas.Como en muchos otros sitios del continente, es un común denominador, por ejemplo en Calixtlahuaca5 y en Tiahuanaco, Bolivia. Las construcciones de Guachimontones han tenido
maltratos a lo largo de los años, piedras de las ruinas se han usado para empedrar calles y levantar casas en el pueblo.


La Cultura Teuchitlán, como varias culturas mesoamericanas, tenían su propio juego de pelota. En este, la bola de hule no pasaba por ningún aro, sino que tenía que ser golpeada con la cadera hasta llegar al extremo contrario de la cancha; cuando la pelota quedase inmovilizada en una de las canchas, el equipo contrario recibía puntos. Lo interesante de este juego es la suma y resta de números, si un equipo quedaba con la pelota en su parte, eran puntos más para los contrarios y puntos menos para los que quedaron. Al revés de la idea general, el Juego de pelota era usado para fines políticos (división territorial, cuestiones de herencia, entre otros) o religiosos, donde el vencedor ganaba la "inmortalidad de los dioses" en el Cielo, siendo decapitado en el área de juego.

SIGNIFICADO DE TEUCHITLÁN:  
Teuchitlán (significa "lugar dedicado a la divinidad") era dedicado a la alabanza de los dioses. Los de Cultura Teuchitlán siempre hacían sacrificios y ofrendas antes de levantar algún edificio.Tales ofrendas consistían en grandes fogones sobre la banqueta o maíz quemado debajo de los muros exteriores de la plataforma. Se han dado casos en los que se encontraron platos de cerámica colocados dentro o debajo de los muros.

PIRÁMIDE PRINCIPAL:
Basamento cónico
En el centro del recinto más grande se levanta una pirámide con varias capas y cuatro escalinatas en los puntos cardinales. El pequeño templo en la parte superior probablemente estuvo dedicado al culto de un antepasado fundador sepultado debajo. Alrededor del piso circular una banqueta sostiene varias plataformas, cada una con una estructura enramada parecida a una casa; que probablemente estuvieron dedicadas a los ancestros o a linajes dominantes. Hacia la derecha, un manantial sagrado daba agua a los jardines rituales o se usaba para fines parecidos.Los pisos de la estructura principal es un calendario exacto de 52 años, existe un largo orificio; allí se ponía un poste, del cual los sacerdotes se sujetaban y se mecían de un lado a otro simulando el vuelo de un ave. Tal tradición era una ofrenda al dios Ehécatl.
Cuenta con 6 pirámides, una de ellas era el centro ceremonial; 2 eran casas de los sacerdotes y 3 eran talleres y cuenta también con 2 canchas de pelota. Hoy, es patrimonio de la humanidad, lo cual no indica que está terminado el trabajo, sino que simplemente está comenzando a renacer.













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Clásico



Está marcado por la consolidación del proceso urbanístico que se venía gestando desde el Preclásico Tardío, lo cual ocurre hacia el siglo III d.C. Durante la primera parte de esta época, Mesoamérica será dominada por Teotihuacán. A partir del siglo VII d.C., esta ciudad comenzará un largo proceso de decadencia que permitirá el florecimiento de las culturas maya, zapoteca y de los llamados centros regionales del Epiclásico.



Los antecedentes de este periodo se hallan en la última fase del Período Preclásico, a partir del año 400 d. C. Una actividad importante para los mayas, zapotecas y teotihuacana fue la religión. 
En este periodo tuvo lugar también una bifurcación de tradiciones en el área mesoamericana: una encabezada por Teotihuacán, y la otra por las ciudades mayas del sureste. Tal diferenciación es visible sobre todo en rasgos centrales del complejo mesoamericano, como el calendario y los sistemas de escritura.


El comercio jugó un papel importante como elemento de cohesión entre los mesoamericanos. Teotihuacán tuvo un papel importante como centro articulador de la mayor parte de los intercambios. Otro de los rasgos principales del clásico fue el urbanismo. Las ciudades eran cuidadosamente planificadas y trazadas.

Es necesario recalcar que en el clásico se ‘cristalizaron’ la mayor parte de las deidades del panteón mesoamericano, y que la religión ocupó un lugar importante en la estructura social como auxiliar del poder político. El clero monopolizaba el conocimiento de la astronomía, la matemática, la escritura y hasta el comercio y la política.  



Occidente:
En Occidente no es posible establecer una división clara entre el preclásico y el clásico, debido a que el nivel de complejidad de las culturas del área no lo permite. Durante el periodo clásico, Occidente tuvo escasas relaciones con el resto de Mesoamérica, excepción hecha del área de Guerrero, escenario de la tradición Mezcala, de la que sabemos gracias a sus objetos de piedra tallada.

En toda la región maya se construyeron numerosos asentamientos humanos y grandes centros ceremoniales y políticos, además de los edificios claramente destinados al culto, y construcciones que servían para actividades administrativas, sistemas de drenaje y aprovisionamiento de agua potable. Numerosas casas habitación que muestran los distintos estratos sociales, mercados, plazas y otras edificaciones, que revelan una estructura de poder religioso y civil muy bien organizada.


Culturas: 
         Guachimontones y Cómala en Colima.

















Chupícuaro



Esta zona arqueológica prehispánica se localizó en la rivera del Rio Lerma, en una zona entre las ciudades actuales de Acámbaro y Tarandacuao, en el estado de Guanajuato.




Este asentamiento tuvo lugar entre 500 a. C. a 300 d. C. Los primeros habitantes de esta zona fueron cazadores-recolectores que vivían lo largo del río y eventualmente desarrollaron conocimientos agrícolas.



Se establecieron en una aldea extendida conformada por chozas construidas sobre plataformas revestidas de piedra y con pisos de lodo. Cultivaban maíz, fríjol y calabaza, aprovechando las márgenes del río Lerma y sus afluentes. Por la existencia de metales y molcajetes de piedra se sabe que molían el maíz, y probablemente sembraron chile y tomates silvestres. También se sabe que practicaron la caza, la pesca y la recolección de productos silvestres.






La cerámica de esta cultura incluye figurillas angulosas con formas geométricas. La cultura Chupícuaro se desarrolló en un amplio territorio, u se definió como estilo o Tradición Chupícuaro, en Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Estado de México, Hidalgo, Colima, Nayarit, Querétaro y Zacatecas.





Chupícuaro fue un gran centro alfarero reconocido como uno de los mejores en Mesoamérica por el acabado fino y decoración de las vasijas, las cuales fueron trabajadas con múltiples formas y colores, algunas con dibujos geométricos. Los motivos fueron las deidades, la maternidad, la lactancia, las personas y sus adornos, los animales y los vegetales.




Los habitantes de Chupícuaro practicaron un culto a los muertos caracterizado por sepulcros donde se colocaron cráneos trofeo, puntas de obsidiana, metates y manos de metate, figurillas, orejeras, ornamentos de concha, collares y cuentas, herramientas de hueso e instrumentos musicales.




Capacha

Se localiza en la zona de Colima, en el Occidente de Mesoamérica. La cultura Capacha fue la primera con rasgos complejos que se desarrolló en la región, aproximadamente entre los años 2000 a. C. y 1200 a. C.







Las semejanzas entre las piezas de esta cultura y la cerámica contemporánea de la región de Ecuador apuntan a que hubo alguna relación muy temprana entre el Occidente de mesoamericano y las culturas andinas




Capacha fue contemporánea de otros desarrollos culturales importantes de Mesoamérica, como El Opeño, en Michoacán, y la primera fase de Tlatilco, en el valle de México. La extensión geográfica de las piezas de cerámica Capacha abarca toda la costa del océano Pacífico, entre los estados mexicanos de Sinaloa, en el norte, y Guerrero, en el sur.









El Opeño

Se localiza en Jacona de Plancarte, un municipio del estado mexicano de Michoacán enclavado en el Valle de Zamora..

 La importancia de El Opeño en la arqueología mesoamericana radica en su antigüedad y en la amplia difusión de su estilo, contemporáneo de otros desarrollos culturales indígenas como la cultura Capacha y anterior a la cultura de Chupícuaro que se desarrolló en el Bajío. Las tumbas de El Opeño son las más antiguas de Mesoamérica.




El Opeño está constituido por un conjunto funerario que suele ser incluido en la tradición de las tumbas de tiro, que se difundió por gran parte del Occidente de Mesoamérica, sobre el territorio de lo que actualmente constituyen los estados de Jalisco, Colima, Nayarit y Michoacán. 


El Opeño está constituido por un conjunto funerario que suele ser incluido en la tradición de las tumbas de tiro, que se difundió por gran parte del Occidente de Mesoamérica, sobre el territorio de lo que actualmente constituyen los estados de Jalisco, Colima, Nayarit y Michoacán. Los entierros de El Opeño, como los de el resto de las zonas donde se han encontrado materiales de la Tradición de las tumbas de tiro, se distinguen precisamente por su excepcionalidad en el marco de Mesoamérica. Ningún otro pueblo mesoamericano construyó antes del florecimiento ni después del declive de esta tradición monumentos funerarios de este tipo. Se trata de tumbas verticales, o casi verticales, que fueron excavadas en el tepetate o toba volcánica que forma parte del subsuelo de la región. El acceso a las cámaras funerarias subterráneas se efectuaba de modos diversos, por ejemplo, en Nayarit, es común que las tumbas cuenten con tiros muy profundos, aunque en El Opeño contaron con escaleras. En el complejo funerario de El Opeño han sido descubiertas doce tumbas, todas las cuales muestran indicios de planificación arquitectónica. Asimismo, el complejo en su totalidad está organizado en torno a un plan global.




El Opeño se puede considerar como el antecedente más antiguo de la llamada tradición de las tumbas de tiro, en la cual se suelen incluir los materiales de este yacimiento arqueológico michoacano. La arquitectura de El Opeño, como se ha señalado anteriormente, cuenta con características muy particulares que no fueron retomadas en las necrópolis más tardías de Jalisco, Colima y Nayarit. Es importante señalar que la arquitectura funeraria, con características similares o divergentes, fue practicada por los pueblos que vivieron en una amplia región de América continental, y en distintas épocas, en los tiempos anteriores a la llegada de los europeos. Esta región se extiende desde el llamado Occidente de Mesoamérica hasta el norte de Perú, siguiendo la costa del Océano Pacífico. La continuidad geográfica y temporal de estas prácticas requiere de análisis más profundos que permitan comprender mejor los vínculos entre estos pueblos.